jueves, 5 de junio de 2008

Holometabolía completa

Un huevito acurrucado debajo de una hoja se protege de las gotas: La futura criaturilla que advirtió mis sensibilidades. Con cuidado me acerco para presentarme, pero ella muy astuta y más rápida que yo,  me toma de las mejillas, y ahora del cuello, y que se ríe, y que no entiendo. Tranquilo señor, confíe. Despacito reposo mi cabeza arriba de su hombro. Cómo contándome un secreto se me acerca, y en mi oreja un viento alguito hirviendo. Alucinado le respondo y le regalo una flor. Mucho gusto señorita Larva. Mi nombre...No me acuerdo de mi nombre y mejor salgamos a pasear, y no me responde, y se va. Se marchó. Pero procura estar ahí, a la vista. Bueno señorita Larva, considerando su oferta, la del oído...¿Le parece si salimos a bailar? Ella que baila y que me muero de ganas, y que la observo. ¿Pero ganas de qué si yo no sé bailar? Sí, la quiero bailando en mi jardín, tan amplio y tan puro, tan nuevo y tan limpio: como ella. Y yo tan solo. ¿Qué hace un hombre con tanta música si no es para bailar? Venga señorita Larva, yo la invito.¿Pero porqué me sonríe y se aleja? ¿Dónde vas chiquilla juguetona con ese cuerpo de acordeón? ¡Ese beso!  Ese beso de néctar dulce tan adentro de la flor es tu adolescencia. Y ahí viene otra criaturilla. ¿Acaso no estábamos solos? Usted y yo. Mejor me escondo bajo esta hoja que gotea. Se me está mojando la cabeza y tengo el pelo alborotado. ¡Ah! Y usted tan elegante, con ese paso inteligente y ese olor a natural. Ahí te baila el macho Macroglossum Stellarum. No sé si lo hace tan bien, pero no me sorprende que te dejes seducir. ¡Cómo te dejas seducir! Y él con ese aroma a feromona que te encanta. El macho sabe que lo miro y con mucho tacto me da una cátedra de especie. No más bailen amiguitos, ahora que son adultos, con su propio huevo puesto bajo  la misma hoja del inicio de esta historia. Y no hace falta despedida, tranquilo escapo, y estoy corriendo hacia las periferias. Ahora el ciclo se repite; con otra criaturilla, con otro macho, con otro testigo. Y la misma lluvia que no cesa, cómo mi carrera.


JLaraya




Ilustración: Christian Schloe

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