martes, 14 de septiembre de 2010

cerrar los ojos

Para mi almohada

Ahora apoyo la cabeza sobre
esa voz que me susurra.
Es una dramaturga que improvisa
o una oradora con vergüenza,
o un galán de culebrón,
o una radio vieja.

Qué maña la de exhalar narraciones
electromagnéticas repletas
de fotografías dadaístas,
o no artísticas,
o incompletas,
o de niño.

Qué martirio tener el cuento
en la punta de la lengua
y no poder contarlo,
o transmitirlo,
o comprenderlo,
o sacarlo de aquí adentro.


Lavar la funda que la viste
es una buena opción,
o limpiarme lo oídos en el baño,
o en la noche,
o no leer a Baudelaire

antes de cerrar los ojos.



JLaraya


foto: Dave Hill

1 comentario:

Laura dijo...

Opinión: Centrarse más en las imágenes, y menos en lo discursivo, dejar que el hablante lírico hable, y no el autor- dejar el prejuicio de quien escribe. Trabajar en la síntesis, en la médula.

Estan todos muy interesantes, sería bueno tallerearlos.